Era un sábado por la mañana. María Belén y su esposo Luis salían de Samborondón rumbo a Cuenca para visitar a sus padres.
El carro estaba recién lavado, maletas listas, niños felices en el asiento trasero.
Al encender el motor, apareció algo inesperado: el testigo del motor.
Un pequeño ícono naranja que muchos ignoran… pero que esta vez no se apagó.
“Pensé que era una falla del sensor, porque el carro sonaba perfecto”, cuenta Luis.
“Y como estábamos apurados, decidimos salir igual.”
Ese pequeño error casi les cuesta el viaje.
Al pasar Guaranda, el carro comenzó a vibrar levemente al subir una pendiente.
El tablero mostraba todo en orden: temperatura, aceite, batería… nada parecía fuera de lo normal.
Pero algo no cuadraba: el motor sonaba más forzado.
Luis decidió detenerse en una estación y abrir el capó.
Todo lucía normal, hasta que un conductor que también era mecánico le dijo:
“A veces el tablero no miente del todo… solo dice lo que los sensores le permiten decir.”
De regreso en Guayaquil, lo llevaron a un taller aliado de Servitecdus, distribuidor oficial de Rislone Ecuador.
El escáner reveló que el sensor de temperatura del refrigerante estaba fallando.
El motor se estaba calentando, pero el tablero mostraba temperatura normal.
El líquido refrigerante tenía residuos y el sistema ya no regulaba el flujo correctamente.
“Por suerte llegaron antes de dañar la junta de culata”, explicó el técnico.
“Un par de grados más, y el daño habría sido costoso.”
El taller aplicó Rislone Super Coolant, un aditivo que mejora la transferencia térmica y ayuda a mantener estable la temperatura, incluso con sensores desgastados.
Además, se reemplazó el sensor de temperatura, se purgó el sistema y se lavó el radiador.
El resultado fue inmediato: el motor recuperó su ritmo y el tablero volvió a ser confiable.
Luis, sorprendido, comentó:
“No sabíamos que algo tan pequeño podía alterar todo. Aprendimos que revisar sensores es igual de importante que cambiar el aceite.”
Muchos piensan que si el tablero no muestra fallas, el carro está bien.
Pero la verdad es que los sensores pueden enviar datos erróneos por:
Suciedad o corrosión.
Fallo en los conectores.
Fluido contaminado o envejecido.
Daños por calor excesivo.
Por eso, los técnicos de Servitecdus recomiendan realizar una revisión completa de sensores y líquidos cada 6 meses, especialmente antes de viajes largos.
1️⃣ No confíes solo en el tablero.
Si algo “se siente raro”, revísalo, aunque no haya testigos encendidos.
2️⃣ El calor es enemigo silencioso.
Un motor sobrecalentado puede dañar empaques, sensores y válvulas.
3️⃣ Usa productos especializados.
Aditivos como Rislone Super Coolant, distribuidos por Servitecdus, ayudan a mantener el sistema de refrigeración estable y prolongan la vida útil del motor.
1️⃣ ¿Por qué puede fallar un sensor del motor?
Por residuos, humedad o desgaste natural de los conectores.
2️⃣ ¿Qué síntomas genera un sensor de temperatura dañado?
Sobrecalentamiento oculto, pérdida de potencia o aumento en el consumo de combustible.
3️⃣ ¿Puedo seguir conduciendo si se enciende el testigo del motor?
No es recomendable. Puede ser algo menor… o el aviso de un daño grave.
4️⃣ ¿Qué producto ayuda a mantener estable la temperatura?
Rislone Super Coolant, disponible a través de Servitecdus.
5️⃣ ¿Dónde encontrar talleres aliados?
En la red nacional de talleres certificados por Servitecdus, distribuidores de Rislone Ecuador.
🌟 Reflexión final
Un sensor defectuoso no siempre avisa a tiempo, pero la prevención sí lo hace.
La familia de Luis aprendió que no basta con ver luces en el tablero: hay que escuchar, observar y mantener.
Con productos Rislone, distribuidos por Servitecdus, el mantenimiento dejó de ser un gasto y se volvió una inversión.
Y ese viaje familiar que casi se arruina, terminó recordándoles una verdad simple:
👉 El motor también tiene emociones: si lo cuidas, te responde.
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